lunes, 11 de mayo de 2009

sábana.

Va a ser muy duro decir esto, pero necesito hacerlo. Necesito vomitar la angustia de mi estómago y quitarme esta coraza que me oprime y no me deja respirar. Quiero que las manos me dejen de templar, y que mis ojos no se humedezcan cada vez que me viene una de tantas imágenes.
Pero parece imposible. No consigo sacar de mi cabeza tu voz rota, tus llantos de incomprensión e impotencia, ni cómo tuviste que poner todo tu empeño en no caerte al suelo de la debilidad que sentiste. Mi primera reacción fue agarrarme fuertemente por debajo del pecho, como haciendo todo lo posible por mantenerme en pie, como si un enorme imán me atrajera desde debajo del parqué y me obligara a aplastarme y comprimirme hasta sentir más dolor físico del que pudiera soportar.
Y aún así siempre sigue siendo el mismo problema. El mismo puto problema. Miro el mundo desde una ventana; me siento incapaz de actuar, inútil. Y me doy más importancia de la que merezco, cuando yo, al fin y al cabo, soy sólo una espectadora de este drama que se nos ha venido encima. Sufro muchísimo, quizá más de lo que jamás haya sufrido nunca, pero aún así mi sufrimiento no es comparable con el tuyo. Me estremezco de imaginar tu situación, tu cabeza hecha un lío, llena de recuerdos...
Esto nos ha afectado mucho a todos. Personalmente, el día de ayer me derrumbó, y de hecho aún tardará algún día en pasarse este extraño y molesto dolor de estómago. Una vez más me siento débil, el mundo me viene demasiado grande...

Sé que todas estas lágrimas te están desgarrando como ningunas otras. Por favor, no olvides nunca te quiero.

2 comentarios:

Irenectar dijo...

puf, me has dejado sin palabras...
sólo se me ocurre una cosa, nunca pienses que eres una mera espectadora en el mundo, eres parte del reparto de esta película que es la vida :)

Anónimo dijo...

Lo sabe, sabe que estás ahí y que tiene tú cariño.

Muy bonito Meri.