Acababa el verano y yo aún llevaba tirantes.
Tu sonrisa.
Pero no, claro que no. Pasaron los meses, te fuiste.
Y en primavera nos volvimos a ver. Creo que perdí la respiración durante varios minutos. Y tú seguías igual...
Supongo que pronto te olvidarás de cómo suena mi voz, o quizá ya lo hayas hecho.
Qué tontería.
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